Cuando conocer de Jesús es una distracción
Si te pasa como a mí, nos distraemos con gran facilidad. Podemos estar estudiando y con nuestros propios pensamientos nos distraemos. Podemos estar orando, pero recordamos cosas que teníamos que hacer y nos distraemos.
Nos han advertido de las distracciones que nos alejan de Dios, series, películas, redes sociales, personas, etc, por que hay distracciones en todas partes. Pero ¿qué hay de las distracciones que no parecen distracciones? De cuando nos envolvemos escuchando de Dios, sin escuchar a Dios. Con hábitos como escuchar podcasts cristianos, música cristiana, leemos la biblia, oramos, vamos a la iglesia, pero nunca hacemos espacio para Dios.
El más importante, el centro de todo. El que debe ser nuestra razón de existir, nuestra razón de adorar y de querer aprender más. Todos los hábitos cristianos nos deben llevar a hacer más espacio para Él, de buscarle y de escucharle.
Pero si al final del día, nos conformamos con tachar tareas de nuestra lista "cristiana" y nunca escuchamos a Dios, entonces perdimos el norte de lo realmente importante, haciendo lo "correcto". Así caemos en la trampa de la religión, todo se ve bien aunque nada esté bien. Distraídas con lo de Dios y no con Dios.
Cuando todo el día Dios intentó hablar contigo, contestarte una oración, enseñarte algo, pero un podcast lo sustituyó, leíste la biblia pero no escuchaste su voz, tu oración no fue un diálogo pero un monólogo.
Debemos recordar que la salvación no se alcanza a través de obras, sino a través de su gracia y su gracia se obtiene a través de una relación con Él. La plenitud no se obtiene haciendo todo lo correcto, sino buscando al único correcto. Hay tanto que nos perdemos cuando nuestro foco está fuera de la persona de Jesús, el verdadero cristianismo, solo se vive en Él.