Temporadas de Transición

Temporadas de Transición

Yo describiría una temporada de transición, como ese lugar en el que estamos

por que salimos de donde estábamos, pero no hemos llegado a ese destino al cual sabemos que hemos sido llamadas. 

En mi caso, cuando estoy pasando por un lugar transitorio, me quedo tranquila por que sé que tiene propósito y no es eterna la permanencia. Pero a medida que pasa el tiempo y sigo en el mismo lugar sin ver cambios, me frustro. Incómoda, por que no quiero estar ahí, sino en el siguiente lugar, pero siento que Dios se tarda.

Entonces recuerdo que fuimos llamadas a estar satisfechas en toda circunstancia, como Pablo nos cuenta en Filipenses 4. Así que, entierro la frustración y la impaciencia, fingiendo que estoy viviendo, cuando en realidad, sobrevivo esa temporada. 

Es correcto que fuimos llamadas a estar satisfechas en cada circunstancia “Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece” (Filipenses 4:13), pero la clave, que muchas veces yo paso por alto, está en permanecer en Cristo para que podamos ser fortalecidas a atravesar el proceso. He aprendido que es normal que las fuerzas nos fallen, que nos frustremos y hagamos lo que podamos para poder sobrevivir una temporada difícil. Pero la verdad es que si Dios nos envió a esa temporada, Él nos puede hacer prosperar ahí mismo. No para quedarnos por siempre, sino para prepararnos para lo siguiente. 

También hay que tener en cuenta que a Dios no se le puede engañar fingiendo que estamos contentas con lo que tenemos cuando la realidad no es así, Él conoce nuestros corazones

¿No les pasa que cada vez que vuelven a leer algo en la biblia, aprenden algo diferente? Eso me pasa todo el tiempo y en estos tiempos Dios me ha llevado a leer mi historia favorita varias veces y como es mi favorita, pienso que no hay nada más que me pueda ser revelado, pero que mucho me equivoco.

En Génesis 37 comienza la historia de José, un joven de 17 años que pasó de una posición privilegiada como el favorito de su padre a ser un esclavo en un territorio extranjero. Como hijo favorito, fue orgulloso y engreído, pero como esclavo, tuvo que aprender a vivir para servir. Aún sabiendo que no era ese su destino, sino que le esperaban cosas más grandes. 

Me imagino su cuestionamiento a Dios, por que Él le había dado unas visiones a través de sueños a José de lo que le esperaba su futuro, pero estas se saltaron la parte de ser esclavo. La parte de servir a otros antes de que le sirvieran a él. 

Aún así, José esperó en Dios y no sobrevivió la temporada de transición, sino que prosperó, por que el favor de Dios estaba sobre él y causó que aquellos que estaban alrededor reconocieran el poder de Dios a través de un joven esclavo del extranjero. Sus circunstancias no estaban a su favor, todo lo contrario, sus circunstancias lo destinaban a morir, pero José dependió de Dios y a través de su fidelidad en todo lo que hacía Dios le abrió camino.

José pudo haber pensado: "Yo sé que esto es solo una temporada, voy a fluir en lo que pasa". Pero no, Él sirvió, administró y fue un líder, aún en su esclavitud, por que lo hacía para Dios y no para los hombres. Fueron esas experiencias, las

que le prepararon para su siguiente temporada como la mano derecha del faraón de Egipto, donde solo en cuestión del trono el faraón tenía más autoridad que José. Allí pasó de ser servidor a ser servido, pero la postura de su corazón no cambió. Pues aún siendo exaltado por su posición, él continuó viviendo para servir a otros a través de los talentos que Dios forjó en él durante la temporada de transición. 

Cuan necesaria fue esa temporada de transición, pasó por dificultades, si, pero como un joven orgulloso y privilegiado, no podía convertirse en el líder humilde, sabio e indulgente que Dios lo había llamado a ser. Pasó 13 años en una temporada de aprendizaje, crecimiento y madurez. Estuvo el tiempo necesario y suficiente para que Dios transformara su corazón. 

Por que Dios no llama a la más preparada para cumplir su planes, sino que capacita a la persona que Él quiere utilizar.  No somos elegidas de manera aleatoria, sino intencional, José tenía 11 hermanos, sin embargo, Dios lo eligió a él. 

Dios me ha enseñado a ver cada temporada, las altas y las bajas, como un privilegio de ser elegidas por Él, para cumplir sus propósitos. Ya nos ha dado todas las herramientas para prosperar y crecer en cada temporada, aún si es de transición. No tenemos que fingir estar bien, sino permanecer y dejarnos guiar en nuestra asignación, por Él.

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